Por estos días, los que vivimos en esta ciudad, pasamos un gran susto y fue comentario de cada esquina. Las aguas del río Medellín, insignia de todos los paisas, se pintaron de rojo. Y no faltaron los comentarios de que el mundo se iba a acabar. También escuché que el cause del río había bajado tanto que los peces río arriba estaban muriendo y esa era su sangre. Un compañero me dijo que era el resultado de una masacre en alguna población cercana, otros decían que habían sacrificado ganado, pero lo que menos se rumoraba fue lo que pasó: un irresponsable vertió colorante rojo por el desagüe y fue tanto el efecto que todo el río se puso rojo, como sangre y todos empezamos a recordar la biblia, cuando Moisés, con la ayuda de Dios, convirtió el río Nilo en un río de sangre.
El irresponsable, por unos días, nos puso a pensar a todos en la posibilidad de morir. En un terrible fin del mundo y en la llegada de las siete plagas. Vi señoras orando junto al río, vi sus caras de angustia y me vi a mi muriendo luego de beber esa agua roja. Ahora se está buscando al responsable. Como siempre creo que todo quedará en la investigación y poco a poco, el río recobrará su color original. Lo que si lamento mucho es la falta de compromiso de la gente con el medio ambiente. No sólo por lo del río, también por lo que está pasando. Por aquí, hace días no llueve y hace un calor de lo peor. El clima está cambiando y no hacemos nada. Es como saber que vas a morir si haces tal cosa y lo sigues haciendo, como matándote lentamente. Es triste.